La pequeña luz de Luna
Cuando
se es pequeño no se teme a nada se desconoce la muerte, la maldad es una
palabra inexistente, se es completamente libre para hacer realidad lo que se
cree imposible.
Nahiara
había cumplido los cinco años. Con apenas una semana de vida fue abandonada en
las puertas del orfanato de un pueblo entre las montaña. Era una niña alegre le
gustaba correr colina abajo hasta llegar a el lago mientras el viento le
despeinaba los dorados cabellos, quitarse los zapatos caminar por la hierba
salpicada con las gotitas de la brisa, pero más que todo le gustaba la luna,
admirarla esas noches cuando ninguna nube opacaba su esplendor, y su luz blanca
inundaba el agua del lago transformándolo en un gran espejo donde se reflejaba.
A
diferencia de los niños de su edad Nahiara no podía salir a jugar en el día,
pues tenía una extraña enfermedad que le causaba dolorosas ámpulas a la más
mínima exposición a los rayos solares, por lo que las monjas del orfanato le
permitían salir por la noche con la supervisión de una de las novicias.
Una
noche mientras la luna era tan delgada como una hoja de papel, la novicia y
Nahiara se encontraban recostadas en el pasto admirando el cielo. La niña tuvo
a bien hacerle una pregunta que soltó con toda naturalidad e inocencia de
alguien de su edad.
-¿Cómo
se sostiene la luna en el cielo?
La
novicia quedó asombrada con tal pregunta, al no saber cómo responder tomó el
rosario que llevaba a la cintura y dijo lo único que le llegó a la cabeza.
-Dios
nuestro señor la sostiene en la palma de su mano como lo hace con nosotros.
La
respuesta maravilló tanto a la niña que su afición por la luna creció a un mas;
pues pensó que si dios la tomaba en su mano era porque la veía como una hija. Tal
vez la luna se había quedado sin padres y por eso se encontraba sola por las
noches igual que ella.
Los
niños mayores en especial un chico pelirrojo llamado Assaf sentían envidia de Nahiara pues a ellos no se
les permitían salir después de la puesta del sol, además le molestaba que
tuvieran que cerrar las todas las cortinas del comedor cuando entraba la
pequeña. Su molestia llegó a tal grado que enfrentó a una de las religiosas
diciendo que él era el mayor en el orfanato que en una semana cumpliría los
quince años y todavía no podía salir de noche.
La
religiosa le respondió que Nahiara salía de noche por que era niña especial
refiriéndose a su enfermedad. Pero Assaf cegado por el enojo interpretó esta
respuesta de una forma equivocada.
-Esa
mocosa me las pagará, si alguien debe ser especial en este lugar debó ser yo,
pues fui el primero al que las monjas trajeron. Les decía a otros dos chicos
que lo acompañaban-Esta noche le daremos un lección.
Sin
tener ni la más mínima idea del plan que se fraguaba, Nahiara se arreglaba para
salir, pues esa noche el calendario la marcaba como la más larga de todo el año
además para su alegría también era luna llena.
Se
sentía tan feliz que daba saltitos en la cama esperando a la novicia entrará
para llevarla al lago, había preparado una canasta para juntar flores de camino
pues creía que a la luna le gustaría mucho que adornara su espejo.
Los
minutos le parecieron eternos pero finalmente la novicia abrió la puerta.
-Vamos
pequeña ya es hora. Le dijo con una sonrisa.
Nahiara
la tomó de la mano e iniciaron su camino.
Assaf
y sus dos compañeros estaban escondidos tras la reja esperando que salieran,
dejaron que se alegaran un poco y cuando la pequeña empezó a recoger las
primeras flores uno de los chicos gritó con todas sus fuerzas.
La novicia corrió hacia el orfanato soltando
la mano de Nahiara, la niña perturbada por el grito se quedó estática en el
lugar. Assaf saltó la barda para que la novicia no se percatara de su salida,
mientras los otros dos chicos hacían su mejor actuación dándose puñetazos.
Le
costó mucho tiempo poder separarlos pero finalmente lo logró. Fue a buscar a la
pequeña en el lugar donde la había dejado pero ya no estaba, corrió hacia el
lago pero solo encontró la canasta con algunas flores todavía dentro, la llamó
a gritos desesperados mientras de sus ojos rodaban las lagrimas pero no
consiguió que respondiera. Regresó al
orfanato y le comunicó lo sucedido a la madre superiora que
inmediatamente organizó un equipo de
búsqueda.
Assaf
volvió antes de la media noche como una sombra entró en el edificio sin ser
visto, se metió rápidamente entre las sabanas con una sonrisa satisfactoria por
haber cumplido su cometido.
La
noche transcurrió lentamente para los que desesperados buscaban, las ansias
aumentaban pues los primeros rayos del sol se vislumbran en el horizonte y dada
la condición de la pequeña era fatal que esto ocurriera.
Las
horas pasaron, el sol dio su recorrido por el cielo y poco a poco claudicaron
en la búsqueda.
La
luna apareció tempranamente como si tuviera prisa de salir.
La
pequeña Nahiara se encontraba atada en un árbol, el cuerpo había perdido su
forma pues las ámpulas brotaron sin tregua en su tierna piel, de ellas
escurrían un liquido transparente que poco a poco le drenaba la vida.
Con
las pocas fuerzas que le quedaban Nahiara levantó la cabeza y observó la luna
que parecía estar más cerca que cualquier otra noche casi la podía tocar.
-Mi
pequeña Nahiara, no puede llegar antes. No llores más que tu sufrimiento pronto
acabará por la mano de un malvado has perecido pero tu luz no se extinguirá,
vivirás por siempre junto a mí como lo que eres Nahiara (luz de luna).
En
el pequeño rostro de la niña se dibujó una sonrisa pues sintió como un fulgor
recorrió su ser, el dolor y las ámpulas desaparecieron mientras una mujer de
ojos grises y piel blanca la sostenía entre sus brazos.
La
luna se tiño de rojo esa noche, causando un escalofrió en la piel de la novicia
que aun estaba en busca de la pequeña, movió algunas ramas que le estorbaban el
paso y ahí encontró el pequeño cuerpo de la niña lacerado por las quemaduras
solares pero ni el dolor y el sufrimiento habían podido apagar la sonrisa de su
rostro.
La
novicia embargada en llanto, la envolvió en una manta y volvió con el cuerpo al
orfanato. Assaf estaba parado en la puerta principal cuando miró el brazo de
Nahiara que colgaba. Fue en ese momento cuando lo supo la había matado. Su
reacción fue salir corriendo, cayó varias veces al bajar por la colina, sin
aliento se agachó junto al lago y miró una mujer vestida de rojo llorando la
muerte de la pequeña.
Entró en el agua para disculparse, nadó hasta
donde creía haber visto a la mujer, pero algo no andaba bien el agua se sentía
mucho más densa de lo habitual, al sacar
una mano se dio cuenta que no era agua si no un liquido rojo, con la punta de
la lengua la probó y todos sus temores se volvieron contra él pues estaba
nadando en sangre.
Por
todo el pueblo las personas aseguraban haber tenido el mismo sueño, una mujer
blanca vestida completamente de rojo que decía:
-Esta
noche he llorado sangre por la pequeña luz de luna para que su asesino quedara
marcado con ella, pues la muerte de un ser tan inocente nunca se debe olvidar.
Nunca
se volvió a saber de Assaf aunque algunos aseguran que se le ve en el lago esas
noches en que la luna se tiñe de rojo para a Nahiara recordar.
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